Ida Garberi *
“Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que vivan así porque no nos animamos a pelear”.
Mahatma Gandhi
El domingo, 28 de febrero del 2010, en lo STYBIS (Sindicato de Trabajadores de bebidas y similares), en Tegucigalpa, se organizó un evento importante para continuar la lucha, una conferencia patrocinada por el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, que se tituló “Constituyente en Honduras”. El Movimiento, (parte del Frente Nacional de Resistencia Popular), que aglutina a organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles, gremiales, religiosas y patronales, tiene como propósito luchar contra la corrupción a todo nivel en el país e incidir en las elecciones de magistrados y magistradas de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Tribunal Superior de Cuentas (TSC), Ministerio Público (MP) y los procesos eleccionarios internos. Como se recordará, el movimiento nació de la huelga de hambre que ocho fiscales iniciaron el 7 de abril del 2008 y que posteriormente recibió el apoyo solidario de más de 50 personas de diversas organizaciones (duró 38 días) y permitió que el pueblo en forma masiva nombrara y reconociera por su nombre a los corruptos y corruptas y a los funcionarios que los protegen. Asimismo señala que dentro de su accionar, está el de desenmascarar mecanismos de control y de dominación de una clase política corrupta y perversa que controla la nación, para definir propuestas que permitan adecentar la política y ponerla al servicio del bien común. La conferencia sobre la Constitución fue introducida por el fiscal Jary Dixon, quien subrayó a las personas presentes en la sala, que el libro, escrito con el mismo título de la conferencia, es sólo una guía sobre el tema, que el verdadero actor que debe establecer las normas y escribir la nueva constitución será siempre el pueblo soberano.
“Lobo podría convocar a la Asamblea Constituyente para rescribir una Magna Carta al servicio de los poderosos, de los oligarcas, de los militares: los que siempre han gobernado Honduras. Por eso la gente debe estar preparada, esta vez no podemos permitir que un puñado de privilegiados mantengan hambriento al pueblo y saquee las riquezas del país”, afirmó Jari Dixon. Entonces, la palabra pasó al abogado Omar Menjivar, quien hizo un resumen de los eventos de la Constitución desde el 1956 hasta hoy, señalando que en estos 53 años (1956-2009), las fuerzas armadas siempre tuvieron el verdadero poder, sin interrupciones, aunque en los años 90, aparentemente hubo una desmilitarización de la vida institucional. La demostración de que los militares siempre dictaron leyes en Honduras es el golpe de Estado de 28 de junio de 2009.
Por lo tanto, la actual Constitución, que ha sido aprobada en 1982 por la Asamblea Constituyente del 1980, no es el resultado de un pacto social entre todos los sectores de la sociedad, sino sólo un contrato, entre los grupos relacionadas con las altas esferas de poder económico, empresarial, religiosa y militar del país: su objetivo no era romper con el pasado, de hecho, era mantener a toda costa los privilegios ganados.
Incluso no se puede negar que la actual Constitución permite definir a Honduras como un Estado democrático y de derecho, después de 27 años, la realidad nos muestra que las instituciones públicas se han convertido en una pesada carga burocrática, que se caracterizan por su ineficiencia y la corrupción, que mantienen una violación permanente y sistemática de los derechos humanos de un gran sector de la sociedad. El golpe de Estado contra el presidente Zelaya, quien fue elegido democráticamente por la mayoría de la población, confirma totalmente que, aunque la Constitución establece los mecanismos para preservar el mínimo Estado de derecho, la actual clase política hondureña, con su constante transgresión del marco constitucional, ha causado una crisis política, social, ética, económica y cultural-histórica, por la incapacidad total demostrada, el desprecio y la negligencia en respuesta de los intereses de la mayoría. El primer paso para proporcionar una solución a esta crisis estructural, (que demuestra cómo el sistema actual carece de legitimidad y gobernabilidad), es la convocatoria a una asamblea constituyente con el fin de construir un modelo de sociedad político y democrático, libre e igualitario, en el que están garantizadas las condiciones para la plena realización de dignidad de todos y todas, los hondureños y las hondureñas.
Más tarde, el abogado Joaquín A. Mejía expuso los conceptos básicos de derecho constitucional, para considerar el ejercicio de una asamblea constituyente, por ejemplo, hasta ahora en Honduras, nunca el pueblo votó para elegir a los miembros de la Asamblea e incluso nunca votó a favor de aceptar o rechazar el documento emitido por la Asamblea, en la práctica desde el final de la época colonial hasta la actualidad, ¡el pueblo hondureño nunca ha ejercido su poder constituyente!
Hasta ahora, en Honduras ocurrió el hecho absurdo de que el poder constituido (ejecutivo, judicial y legislativo) ha tenido siempre la última palabra sobre las reformas reales en el país, mientras que el derecho constitucional deja en claro que sólo el poder constituyente del pueblo puede realmente reformar completamente la Constitución, y convocar una Asamblea Constituyente.
Pero, gracias a la rigidez de los artículos que han quedado obsoletos, es prácticamente imposible que el pueblo tenga la oportunidad para convocar una asamblea constituyente: ahora tenemos que tener el consenso de un 6% de las personas inscritas en el registro electoral (un número demasiado elevado en comparación con otros estados democráticos), para llamar la población a las urnas, sobre la posibilidad de convocar una asamblea constituyente.
Si el 51% de la población electoral estuviera de acuerdo, el Congreso tendría que convocar a una asamblea constituyente: por eso la lucha política en las calles es fundamental, como la formación de las personas, para que aumente la necesidad concreta de cambiar las cosas.
Al final de las exposiciones, varios ciudadanos y ciudadanas han expresado su interés en colaborar con este proyecto de la Costituyente, que fue siempre el objetivo fundamental del Frente Nacional de Resistencia Popular.
Terminó la reunión el líder sindical Carlos H. Reyes, quien destacó que el Movimiento de Resistencia en Honduras está escribiendo una página importante en la historia de América Latina, donde la unidad de los partidos políticos que han rechazado el golpe de Estado y los movimientos sociales son la clave para la victoria final.
“Debates como éste son muy importantes para crecer en nuestro pensamiento, para que en nuestro barrio llegue esta valiosa información que hemos adquirido y se apliquen para organizar la lucha política”.
“Hasta hoy, la ley representa la voluntad del derecho de los que están en el poder, es el momento de cambiar las cosas, para dictar nosotros, que somos parte del pueblo soberano, las reglas del juego”. “La Constitución de 1982 fue dictada de Negroponte por la experiencia en Chile de Pinochet y con ella se ha vendido por completo Honduras a los EE.UU. y a las multinacionales”.
"¿Cómo podemos esperar democracia de una Carta Magna donde la Fuerza Armada es el único garante? Pueblo de Honduras, hay que tener una meta, vamos a decidir que el 28 de junio es el día del referéndum para la Asamblea Constituyente”. Después de la Asamblea, la energía y la alegría siguen siendo fuerte dentro de mí, continúo a constatar que la lucha sigue aquí en Honduras, que los fascistas no pueden con todo un pueblo, porque como dijo Abraham Lincoln, “Se puede engañar a todo el pueblo durante algún tiempo, se puede engañar a una parte del pueblo siempre, pero no se puede engañar siempre a todo un pueblo”.
* la autora es la responsable de la página web en italiano de Prensa Latina
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